EL CUENTO QUE NUNCA ME GUSTÓ.

El de La Lechera. 

Mi cántaro roto
Me parece uno de los cuentos más deprimentes y derrotistas que hay y siempre me ha producido un sentimiento de desazón, sí, esa es la palabra, desazón. Recuerdo que no me gustaba ni de pequeña (me imagino que porque de pequeños nos gusta lo que acaba bien, bueno y de grandes también) y, desde luego, nunca se lo he contado ni se lo contaré a mis hijas, aunque, lamentándolo, las dos lo conocen.

Ahora no me gusta porque cuenta que soñar es malo, que la ilusión es algo que no hay que tener porque se te puede acabar de golpe y porrazo (nunca mejor dicho), que la esperanza de mejorar o que las cosas vayan a más solo pertenecen a los que ya tienen mucho y nunca a aquellos que, materialmente, tienen poco pero anímicamente rebosan de proyectos.

Mi cántaro arreglado
Es un cuento que además acaba con el cántaro roto, sin más posibilidades que la de dejar de intentarlo, sin alternativas, abocando a todos al conformismo. Sin dejar puertas abiertas a recuperar los trozos y arreglar el cántaro o a comprar otro si el daño es irreparable y comenzar de nuevo y volver a llenarlo con nuevas ilusiones. 

Si algunos hubiéramos hecho caso al cuento, hace tiempo que habríamos dejado de volver a intentarlo o, a lo mejor, no lo habríamos intentado nunca, ¿para qué? si existe la posibilidad de que el cántaro se rompa. 

Mi cántaro se ha roto ya unas cuantas veces y otras tantas lo he arreglado, aunque reconozco que le faltan trozos que se quedaron en el camino, pero es un cántaro que está poco tiempo vacío porque no tarda mucho en llegar algo a lo que aferrarte de nuevo e ir llenándolo poco a poco, aunque nunca lo llenes hasta arriba o aunque se vuelva a romper.

Creo además que pronto ya no podré arreglarlo, pero ese día me compraré otro nuevo, diferente, probablemente con la boca más ancha para poder llenarlo más fácilmente y, si puede ser, irrompible.

Mi cántaro nuevo, brillante e irrompible.

P.D.: Por favor, que los contadores de cuentos eliminen este cuento de los cuentos que contar.


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